Originalmente Publicado en el Semanario Voces
El gobierno, en un gesto de dialogo y búsquedas de acuerdos, ha enviado a los senadores de la oposición el borrador de una propuesta de modificaciones a la Ley Orgánica Militar. Como quizás recuerde el lector, desde esta misma tribuna criticamos con firmeza el texto aprobado por el Frente Amplio al final de su tercer periodo de gobierno. Así que con jubilo y esperanza recibimos este borrador el que intentaremos analizar en su conjunto, es decir no solo los artículos que modifica sino los que no modifica y de alguna manera deja firmes porque habrán pasado el visto bueno de dos administraciones de signo político distinto.
Desde este punto de vista la nueva ley es mala y lo peor
que tiene es el título. Se dice orgánica pero no organiza las FFAA. Ni las reorganiza, es mas la deja como están,
tal cual, ancladas por intereses corporativos y desintereses políticos en una
organización pensada para conflictos de los que ya no se producen más, desde
hace 50 años.
¿Porque decimos que no organiza? Porque si bien habla
de dos organizaciones una administrativa y otra operativa no detalla ninguna de
las dos. La organización administrativa es la actual, que no se modifica y en
todo caso se establece que en las próximas leyes orgánicas de cada una de las
fuerzas se abordaría. Es decir, se estudiarán por separado, fragmentadas, el
legislador tendrá que recordar que decía la Ley de la Armada para ver si sus
organizaciones son compatibles con la del Ejercito, por ejemplo, para responder
a un todo armónico que no se determina.
De la estructura operativa, que es cuando las fuerzas
cumplen su misión para las que están creadas, no se definen más que los
principios y dos niveles operativo y táctico. No hay referencia a la confección
de los Planes Militares de Defensa un documento fundamental en la conceptualización
de todos los recursos de la nación, públicos y privados destinados a ella. De
eso no se dice nada. Tres principios generales dos niveles y a otra cosa que se
hace tarde.
Esto significa un retroceso muy importante con
respecto a la Ley Marco de Defensa donde se estableció que es el Estado Mayor
de la Defensa (ESMADE) de quien dependerá el Mando General de las operaciones conjuntas. Y también quien
las coordina en su operación, el Jefe de Operaciones del ESMADE. Este cargo tan
clave en la organización militar del país NUNCA se ocupó siendo una señal clara
de la falta de voluntad política de avanzar en este aspecto.
Es una realidad poco agradable que tanto la actúa ley
como sus modificaciones planteadas significan un retroceso enorme en comparación
con la Ley Marco de Defensa, la que fuera el fruto de un trabajo público,
notorio, inclusivo en el que participo prácticamente cualquier ciudadano o
grupo que tuviera algo para aportar. En ella se creó el ESMADE dotando al
Estado de una herramienta imprescindible para afrontar los desafíos del futuro.
Pues bien, desde ese entonces las dos leyes, la promulgada y la que propone el
gobierno, han caminado en el sentido contrario, buscando mantener la autonomía
e independencia de las fuerzas. Es importante recordar que para intentar romper
esa lógica fragmentaria el entonces ministro Huidobro trabajo arduamente, su
muerte le quito el principal impulsor a una concepción moderna e integral de la
Defensa, quien estaba convencido de la necesidad y con suficiente peso político
para promoverla.
Como consecuencia de no detallar la organización
operativa no es posible hablar de cuadros es decir de cuantos militares
profesionales necesitamos, de que jerarquías y cuánto tiempo deben pasar en
ellas o por ejemplo que cursos deben tener. ¿Contra qué se podrá comparar y
decidir si la Armada necesita más o menos Capitanes de Navío por ejemplo? ¿Contra
la organización administrativa? ¿No sería mejor tener una organización
operacional? Es tan el retroceso en la concepción conjunta que se sigue abundando
en las jurisdicciones territoriales, detallando arroyos y ríos navegables en
los cuales para los propósitos de defensa tendría jurisdicción la Armada
Nacional, solo basta poner un mapa coloreado del territorio nacional de las dos
jurisdicciones para entender la falta de lógica conjunta.
Tiene si, esta propuesta cosas muy positivas e
interesantes pero que no pueden ser validadas a la luz de un concepto general
de organización del que carece. Entendemos que hay algunos artículos que son
necesario aprobar en forma urgente para remediar varias problemáticas
planteadas por la ley actual, pero ¿no seria mejor incorporar estos en la ley
de presupuesto y dejar para dar con tiempo y espacio político una discusión
profunda sobre como organizamos las FF.AA para operar?
Debemos abogar por una ley orgánica que profundice la
Ley Marco de Defensa, detallando la organización de las fuerzas tanto la administrativa
como sobre todo la operativa para llevar a la realidad la Defensa como algo
integral del Estado
Desde estas páginas hemos insistido en la necesidad
que por los menos el Jefe del ESMADE pueda ser llamado al senado para brindar
las explicaciones técnica que sean necesarios. Nada de esto está en la ley.
Por último, también notamos que se vuelva a soslayar
la importancia del honor militar, que no se restituyan los tribunales de honor.
El honor de la corporación de oficiales de la republica es un activo intangible
que debe ser celosamente custodiado por toda la sociedad. Nos llama la atención
porque recordamos que el entonces Senador Javier García en su cuenta de Twitter
recogió la reglamentación del juramento de los Oficiales del Ejercito que
comienza “juráis por vuestro honor”. No comprendemos como ese concepto cardinal
no aparece como una modificación urgente si se quiere.
En definitiva, querido lector los actores políticos de
todos los partidos deben tomar cartas en el asunto y comprender que las
definiciones sobre la organización de las Fuerzas Armadas son su
responsabilidad. En algunos quizás deban dejar de pensar en que paso hace 50 años,
en otros quizás dejar de sentir las presiones de mantener el statu quo y en
otros dejar de soñar que con plata se arregla todo. Para que juntos, así como por unanimidad
establecieron el Marco de la Defensa establezcan el Marco de la Organización Militar,
determinando no solo los principios sino lineamientos operativos determinantes
de los Planes Militares de Defensa lo que tendrán que ser revisados por el
Parlamento en sesiones secretas para poder si hablar de una Defensa Nacional
bajo control parlamentario.
Estimado lector, estos últimos meses la pandemia nos enseñó
entre muchas otras cosas que el futuro puede traer amenazas que actualmente no
imaginamos, y que solo se sale de ellas si la sociedad tiene los recursos
humanos y técnicos necesarios para enfrentarlos. Se puede salir a comprar de
apuro respiradores, pero no médicos, nurses ni enfermeros intensivistas, esos
no se compran. La Defensa Nacional es una
cuestión política, pero no política partidaria, más allá de las lógicas
diferencias todos los actores tienen que ser conscientes de la enorme
responsabilidad de la hora: establecer el mayor cambio en las estructuras
militares desde 1940, que le permitirá a las fuerzas armadas avanzar en el
siglo XXI en forma moderna conjunta integradas, preparadas para enfrentar lo
que un mundo complicado nos depare.
Y sino lector, que por lo menos le cambien el título a
la ley.
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